Cuando asistí a la WYA en Nueva York, llevaba semanas, sino días, de haber sido electa como Presidenta de Jóvenes Iberoamericanos. Iba con la cabeza llena no sólo de ideas sino de miedos, me preguntaba a mi misma si iba a ser lo suficientemente capaz para lograrlo y si mis ideas serían acertadas. Pero el haber asistido al programa, ver el increíble trabajo que la WYA realiza y darme cuenta que “todo es cuestión de actitud” me sirvió para empoderarme, para reafirmarme que a pesar de los futuros obstáculos, yo tendría una buena y fuerte actitud para liderar a la organización.